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02 Hokusai es considerado uno de los grandes maestros de la cromoxilografía japonesa. Contribuyó a dar una nueva dimensión a la pintura del ikiyo y convirtió el paisaje en un género autónomo y reconocido, de igual modo que lo hizo con la pintura de flores y pájaros. Es un artista polifacético que no solo abarcó toda la envergadura del ukiyo-e (estampas sueltas, surimonos, libros de ilustraciones y de anécdotas, ilustraciones de poemas y narraciones históricas, libros eróticos, pinturas y dibujos), sino que se atrevió con la pinturas china, el arte de la ilustración (sobre todo de novelas), libros de dibujos mangas, diseño de pipas, arquitecturas religiosas, pintura de templos hasta improvisaciones en público llevando el arte a escena. A través de toda su obra, mediante diferentes estilos, logró reflejar la amplitud el repertorio imaginativo del Asia oriental. Su marcada productividad artística abarca mas de 30000 estampas, así como unas 500 ilustraciones para libros. Le caracterizó las atrevidas combinaciones de colores, en algunos casos un tanto occidentalizados, el uso atípico de perspectivas y la naturalidad de las representaciones. Su temática era amplia: desde xilografías de paisajes, animales y espíritus, la vida cotidiana y actividad del pueblo, escenas mitológicas, pasando por retratos femeninos, caricaturas burlescas o imágenes de burdeles, hasta paisajes en miniatura y panoramas utilizando como instrumentos pictóricos huevos, botellas o dedos. De entre todas las series, las más famosas y reconocidas como obras cumbre de la pintura paisajística japonesa son “36 vistas del Fuji” y la obra en tres volúmenes “100 vistas del Fuji”. Estas láminas muestran panorámicas del monte visto desde diversos lugares (Shichirigahama, Tsukudajima, o desde cualquier otro punto), a diferentes horas del día y en diferentes estaciones. No hay ninguna representación igual que otra. “Ola en Alta mar en Kanagawa” muestra una vista desde alta mar hacia tierra firme. Es una de las obras maestras de las famosas “3 vistas del Fuji” (junto a “El viento del sur dispersa las nubes” y “Chubasco al pie del Monte”). Tras haber experimentado en las obras “Pequeñas barcas de pértiga”, “Leñadores en alta mar de Kanagawa”, entre otras, en esta lámina vuelve de nuevo al formato yoko-oban. Con la representación de las olas gigantescas jugando con las pequeñas barcas y la cresta de la ola a punto de romper sobre los marineros nos hace sentir la violencia de la naturaleza contra la que la fuerza humana no puede competir. En medio de la tempestad se puede apreciar la figura del monte Fuji que, pese a su tamaño, se impone majestuosa incluso desde la gran distancia. Grabriele Fahr-Becker. Grabados Japoneses. Ed. Taschen. Colonia. 2002 www.katsushikahokusai.org |
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